Un factor que ha influido severamente en las características de esta obra es su fugacidad. Todo debía suceder con relativa celeridad, pues el espectáculo era breve, lo que además suponía montar y desmontar el decorado rápidamente.  Cabe destacar que el presupuesto del que disponía la compañía era más bien escaso. En mi opinión, todas estas circunstancias  tuvieron su efecto en el producto.

El argumento de la obra era sencillo. En ella aparecía una compañía de teatro que representaba obras de la época, del Siglo de Oro, que sufrían de problemas mundanos como el hambre o la falta de dinero. Toda la historia tiene lugar en un mismo sitio y se apoya básicamente en el diálogo de los personajes que cotillean o cuentan su vida. Todo esto sirve de marco para varias representaciones de fragmentos de autores españoles de gran renombre: una escena de  El perro del hortelano de Lope de Vega, una parte de El retablo de las maravillas de Cervantes, poemas de Quevedo y Góngora y un final marcado con La vida es sueño de Calderón de la Barca. Creo que esta representación constituye una manera de acercar el público a fragmentos clásicos e indispensables suavizados por una ambientación un tanto cómica que hace a estos autores más llevaderos. Se sucedían en la obra abundantes chistes y bromas diversas, acompañados por una gestualidad de los actores muy expresiva, que en más de una ocasión provocaron la risa de los espectadores. Sin embargo, mi opinión es que, en determinadas partes de la obra, se  hacía un tanto evidente la falsedad de la situación, es decir, a veces se notaba demasiado la actuación de los interpretes. Estas partes no eran frecuentes y, por tanto, el ritmo general era correcto. Como compensación, tanto el léxico antiguo como las ropas de los actores permitían situarse en el contexto del espectáculo y hasta sentir cierta empatía por los personajes.

También hay que decir que, siendo la escenografía tan sencilla, se  utilizaban elementos tales como un trozo de tela como retablo de las maravillas, y con poco material se consiguió un resultado bueno que la audiencia disfrutó. Con poco elenco y poca decoración, la compañía consiguió valerse de la risa y de la genialidad de los autores clásicos para crear una función agradable que yo recomiendo encarecidamente no solo por su módico precio sino por su contenido cultural.

Ferran Pericàs (3SB)

Fitxa tècnica

Companyia: Teatre de vellut

Director: Sergio Baos

Intèrprets: Alicia Garau, Marga López i Bernat Molina

Representat a la sala d’actes el 29 de novembre de 2012